Un día me contactó un párroco de una iglesia para pedirme que pintara una “Maternidad” para la Institución.
Pintar figuras religiosas nunca ha sido mi estilo pero en este caso no podía rechazar el trabajo.
Pensando en la palabra maternidad y el significado que tiene para mí, entendí que mi interpretación debía de ser el amor que siente una madre hacia su hijo de la forma más natural y pura posible.
Por lo tanto opté por pintar a una madre y a su hijo, ambos desnudos, dando un paseo por la playa. En algún momento la madre siente una molestia en su pie y para analizar lo que le sucede cerca de unas rocas. Aún así la madre sigue estando pendiente de su hijo y transmitiéndole amor con la expresión de tranquilidad.
Cuando fui a entregar la obra, el párroco se escandalizó por ver el desnudo. Y de esta forma pude disfrutar de un cuadro más para mi colección.
